A pesar de lo reacios que somos a decir a otros quiénes somos, todos y cada uno de nosotros estamos habitados por un profundo e intenso deseo de ser comprendidos. Todos tenemos muy claro que deseamos ardientemente ser amados; pero, cuando no somos comprendidos por aquellos cuyo amor necesitamos y deseamos, cualquier clase de comunicación profunda se convierte para nosotros en algo inquietante e incómodo, algo que ni nos ensancha el corazón ni nos anima.
Es evidente que nadie puede realmente amarnos de veras si no nos comprende verdaderamente. En cambio, quien se siente comprendido, ciertamente se sentirá amado.
POWELL, J. ¿Por qué temo decirte quién soy? Sobre autoconocimiento, maduración personal y comunicación interpersonal. Santander: Sal Terrae, 1993