Escuchar es el componente más importante de una buena conversación, y tal vez, el más difícil. Algunas prácticas sencillas para aumentar en nuestros hijos el deseo de compartir sus experiencias o preocupaciones durante el transcurso de una conversación son las siguientes:
- Muestre una actitud positiva frente a su hijo: mírelo a los ojos, asienta con la cabeza, si está sentado incline su cuerpo hacia adelante, entréguele su completa atención.
- Ponga atención a lo que su hijo dice y cómo lo dice. Tenga en cuenta su tono de voz, las palabras que usa, los gestos que hace, el movimiento de su cuerpo, y su estado de ánimo.
- Identifique los sentimientos que su hijo está expresando al hablar. No lo interrumpa. Concéntrese en escucharlo. Mientras él habla, no piense en la opinión que usted tiene sobre lo que él está diciendo ni en lo que le responderá cuando haya terminado.
- Asegúrese de entender lo que su hijo ha querido decir durante la conversación. Para confirmarlo, repita lo que usted ha entendido. Por ejemplo: «¿Quieres decir que sabes que debes decir «no» al uso de drogas, pero que no sabes cómo manejar la presión de tus amigos?»
Si sus hijos notan que usted los sabe escuchar estarán más abiertos a compartir sus sentimientos y sus dudas, y usted podrá saber lo que piensan.