- No me des todo lo que te pido. A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger.
- No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también; y yo no quiero hacerlo.
- No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
- Cumple con las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es castigo.
- No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra.
- No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decide y mantén esa decisión.
- Déjame valerme por mí mismo. Si tú lo haces todo por mí, yo nunca podré aprender.
- No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices
- Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga por qué lo hice. A veces ni yo mismo lo sé.
- Cuando estés equivocado en algo, admítelo, y crecerá la opinión que yo tengo de ti y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.
- Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos, ya que porque seamos familia, eso no quiere decir que no podamos ser amigos también.
- No me digas que haga una cosa si tú no lo haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas si no lo haces.
- Enséñame a amar y conocer a Dios. No importa que en el colegio me lo quieran enseñar, porque de nada vale si yo no veo que tú conoces y amas a Dios.
- Cuando te cuente un problema mío no me digas: No tengo tiempo para boberías o eso no tiene importancia. Trata de comprénderme y ayudarme.
- Y quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no lo creas necesario.
Escuela de Padres CNICE. Ministerio de Educación,
Ciencia y Deporte 2009.